domingo, 21 de junio de 2009

Ruta 2. Día 3. Pueblos Abandonados pre-Pirineo

Y como suele ser costumbre desde hace algunos millones de años, amaneció. De nuevo estábamos rodeados de vacas, pero con la luz del día y medio dormidos las cosas cambian y ya no nos importaba mucho. Recogimos todo pusimos rumbo al destino final, el coche. Antes hicimos una breve parada para desayunar y coger fuerzas.

El ritmo era bastante ágil, seguramente porque la mente estaba puesta en llegar cuanto antes a Zaragoza, para darnos una buena ducha y apreciar la existencia de tuberías y grifos. Durante la primera parte aún tuvimos que ascender un poco (sorteando una caída elegante gracias a unas cuerdas que haría unos 2 años que no se revisaban), pero luego ya todo fue una dulce bajada por caminos relativamente amplios, hasta que llegamos a Ainielle, pueblo también abandonado. Allí estuvimos un buen rato en la iglesia donde firmamos en un cuaderno envuelto en plásticos que había en el altar.

Una vez tomadas las pertinentes fotos retomamos el camino por unas sendas más estrechas pero igualmente confortables. Por estos caminos llegamos hasta Berbusa donde nos encontramos a una simpática pareja con un perro un poco tocapelotas, que nos preguntó si tenían mucho hasta Ainielle. No me acuerdo muy bien de nuestra respuesta, pero tras ella desistieron de ir hasta allí, porque eran de Madrid y querían llegar pronto a su casa. En este punto teníamos dos posibilidades ir hacia la derecha directamente a Oliván o hacerlo por la izquierda y pasar antes por Susín (Julián quería despedirse de su novia). Finalmente tomamos el que parecía el camino más corto, el directo.

De nuevo el recorrido nos deparó sorpresas en forma de empinadas cuestas. De hecho a mitad hicimos descanso mientras en nuestra cabeza nos atormentaba con una pregunta: ¿Por qué no hemos cogido el otro camino?. El destino.

Superado este último escorzo y con la meta ya a la vista, continuamos ágiles como osos perezosos hasta llegar al coche, donde tras tomar unos deliciosos pimientos rellenos de bacalao, dimos por finalizada esta aventura de tres días.